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¿Qué puedes hacer en el nuevo Parque Natural de la Sierra de la Sagra?

Además del bosque de secuoyas, la cumbre más alta de Andalucía tras las de Sierra Nevada ofrece lugares y paisajes por descubrir en uno de los sitios con más encanto del norte de la provincia

Miércoles, 22 de Marzo de 2023  |  Ayuntamiento de Huéscar

Es la cumbre más elevada de Andalucía tras Sierra Nevada y sus cimas. Está enclavada a la espalda de las Sierras de Cazorla y Segura, en el extremo norte de la provincia de Granada, y emerge solitaria rodeada de otras zonas de menor altitud. El paisaje que la rodea es de contrastes muy marcados, pasando de una vegetación casi esteparia en algunas zonas a notables bosques de pinos y encinas. Está formada por 70.000 hectáreas de espacio generoso en fauna (sobre todo aves), flora (con similitudes con la de algunas montañas del Atlas marroquí) y variedad paisajística. Según el año, su cumbre y sus laderas permanecen con nieve durante el otoño, invierno y comienzos de la primavera.

Es La Sagra, que recientemente ha sido declarada Parque Natural, una sierra y un pico aislado en el norte de la provincia de Granada, entre los términos municipales de Huéscar y Puebla de Don Fadrique. Es el punto más alto de la cordillera Subbética y del Altiplano granadino. Su altitud es de 2383 metros en su parte más elevada -(tiene una doble cima de altura desigual-. Es una cumbre prominente que emerge solitaria entre llanuras y montes de menor altitud, lo que le hace visible desde varios kilómetros a la redonda. Su vecina La Guillimona (2.064 m.), en la sierra a la que da nombre, es la que más se le acerca.

De laderas empinadas cubiertas de espesos bosques de pino salgareño (también llamado laricio o negral), una pista forestal en su parte oeste permite acceder hasta la cima, desde donde en días despejados se puede ver el litoral almeriense a lo lejos. Fruto de la orogénesis alpina que actuó en la zona hace 25 millones de años, una de sus particularidades es que en la cima pueden encontrarse fósiles de especies marinas como almejas, bivaldos y similares.

Entre su flora destacan los bosques de encina a pie de monte. En sus zonas más húmedas se pueden encontrar ejemplares de roble carrasqueño o valenciano, también llamado quejigo, y puntulmente, arce granadino, una especie cuya hojas son opuestas y palmadas. Ya en sus alturas, el pino salgareño se adueña del ecosistema.

Un trozo de Yosemite en Granada
Pero. sin duda, el ejemplar arbóreo más llamativo de La Sagra es la secuoya. Se encuentran en una hacienda particular, en la finca de La Losa, en la carretera que une Huéscar con la A-317 (vía que lleva desde la Puebla de Don Fadrique a Santiago de la Espada). Son una rareza que crece aquí desde hace 150 años y a miles de kilómetros de sus antepasados norteamericanos. Y es que la secuoya es una especie de origen californiano que habita principalmente en el Parque Nacional de Yosemite, en las montañas de Sierra Nevada de California, curiosamente.

La Sagra es vecina de la otra Sierra Nevada, la granadina, y en su interior alberga un bosquete de unos árboles cuyo ejemplares más altos en su versión americana llegan a medir más de 100 metros. Los oscenses son jóvenes en relación a aquellos pero alcanzan en algunos casos los 70 metros de altura. Para hacerse una idea de su magnitud, miden como un construcción de 22 plantas aproximadamente. El edificio más alto de Granada es la atalaya de San Lázaro, que mide 65 metros con sus 19 plantas. Las secuoyas de La Sagra son más altas, lo que da una maginitud de su tamaño y majestuosidad.

 

Fue Rafael de Bustos Sagade, VII marqués de Corvera, quien trajo los plantones de secuoya a Huéscar. Fueron de los primeros ejemplares que entraron en Europa. En España, de hecho, solo se pueden ver más en Cantabria y en Galicia, aunque llegaron después que estos y miden bastante menos, de momento.

Los de La Sagra son tan grandes que se necesitan hasta 7 personas para 'abrazar' su tronco. Y eso que aún son ejemplares relativamente jóvenes para esta especie, si se tiene en cuenta que en EE UU hay árboles a los que se les calculan entre 1.200 y 1.800 años. Son coníferas de hoja perenne, lo que hace que se les pueda ver en todo su esplendor en cualquier época del año.

En la comarca se les conoce como las Mariantonias, nombre popular cuyo origen cuenta con un par de teorías.

El pantano de San Clemente
Pero las secuoyas no son el único atractivo de La Sagra. A unos 20 kilómetros de La Losa se encuentra el pantano de San Clemente, que fue creado en 1990 sobre el pueblo del mismo nombre. El río Guardal, una afluente del Guadiana Menor, es el responsable de llevar el agua hasta allí. Es una confluencia entre dos ríos, el Guardal y el Bravatas (o Huéscar). Realmente es este último, que nace en la propia Sierra de la Sagra, en la Fuente de Montilla, a unos 1.750 metros de altitud, el que más caudal aporta.

El embalse tiene una supercie de 622 hectáreas y su capacidad máxima es de 117 hm³ (la mayor parte, unos 88 hm³, se emplea para riego). Su canal de desagüe tiene 206 metros de longitud. Su presa tiene 92 metros de altura.

En las cercanías del embalse se encuentran zonas habitadas como la pedanía del Canal de San Clemente (Huéscar) y elementos culturales como el Canal de Carlos III, la Presa de La Reina, el Puente de las Ánimas o Los Pilares (restos de un antiguo acueducto).

La construcción del embalse supuso la inundación del núcleo urbano de San Clemente, constituido por unos 680 habitantes aproximadamente, y la pequeña vega existente a lo largo del río Guardal. De este pantano parte un canal de riego que pasa por el norte de la ciudad de Huéscar y llega hasta los límites del término municipal de Orce. Su construcción supuso, además de la desaparición de la pedanía, el traslado de sus habitantes al llamado Barrio Nuevo de San Clemente, situado junto al polígono industrial La Encantada, en la llanura superior que hay sobre la zona norte de Barrionuevo y a una distancia de algo más de 1 km de la ciudad, en dirección a Puebla de Don Fadrique.

Además de para riego, el principal uso del embalse es recreativo (pesca, baño y navegación). Existen zonas habilitadas y se pueden practicar deportes como piragüismo, bicicleta de montaña y senderismo.

Según WWF, se trata de una gran presa que embalsa muy poca agua por problemas geológicos. La media de agua embalsada durante los últimos 8 años es de 11 hm³, es decir, menos del 10% de su capacidad a pesar de que los embalses cercanos sí han mantenido volúmenes razonables durante este período (embalse del Negratín: 66%; El Portillo: 47% y en los últimos 4 años no ha bajado del 84%). Aparentemente la causa deriva de las características geológicas del vaso inundable, en el que se producen fenómenos de infiltración del agua. El San Clemente se construyó para recibir agua de un trasvase procedente de la parte alta del río Castril, aunque finalmente no llegó a realizarse debido a las presiones de grupos conservacionistas y de habitantes de la zona que se opusieron a ello.

Observatorio astronómico de La Sagra
 En la cara norte de La Sagra se encuentra el Observatorio astronómico. De propiedad privada, está situado en término municipal de Puebla de Don Fadrique. La gestión científica, en cambio, depende del Instituto de Astrofísica de Andalucía. Fue inaugurado el 14 de junio de 2004, fruto de un convenio de colaboración entre el Instituto de Astrofísica de Andalucía, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Observatorio Astronómico de Mallorca (OAM). Está dedicado a la investigación en el campo del sistema solar.

Está ubicado en Collados de La Sagra, a 1.530 metros de altitud y a unos 14 km de la Puebla, cerca del límite con la Región de Murcia. Dista unos 85 km del Observatorio de Calar Alto, situado en Almería, en uno de los pocos entornos naturales de España con buena meteorología, atmósfera transparente y muy bajos índices de contaminación lumínica.

Está formado por el centro de control de los telescopios, una residencia para los astrónomos y tres cúpulas que alojan los telescopios de rastreo (reflectores de 30 a 40 cm de diámetro); en 2007 se añadió una cuarta cúpula con un reflector de 45 cm.

Refugio natural: su fauna
La Sierra de la Sagra es un refugio natural para especies como el buitre leonado, la víbora, el águila perdicera, el gato montés, el buho real, la liebre o el jabalí, con muchos invertebrados interesantes, entre los que destacan mariposas y escarabajos, son sus más preciados valores naturales. Esta relevancia entomológica ha hecho que se le reconozca como Zona de Interés para la Conservación de los Invertebrados de Andalucía (ZICI), concretamente la número 3, que abarca también a los parques naturales de Cazorla y Castril.

La cabra montés o el ciervo también habitan por la zona, así como casi una veintena de especies diferentes de murciélagos. Entre las aves necrófagas, además del buitre leonado, se divisan ejemplares de alimoche y quebrantahuesos, y otras rapaces como el águila real o el halcón peregrino. Anfibios, reptiles y lepidópteros, así como una variada fauna asociada a sus cursos fluviales (trucha común, colmilleja o nutria), completan la diversidad de la fauna de La Sagra.

¿Qué hacer en La Sagra?
Los deportes de naturaleza conforman una de las grandes ofertas del ahora Parque Natural de La Sagra. Se pueden hacer rutas senderistas, por ejemplo, al Aceral de los Vaquerizos. O al Púlpito de la Sagra, un saliente colgante en mitad de paredes verticales con unas vistas espectaculares del Geoparque de Granada. Esta ruta se recomienda hacerla con guías especializados del lugar si no se conoce porque discurre por zonas escarpadas y a veces verticales. Otra opción es ascender hasta la propia cima del collado y disfrutar de unos paisajes increíbles entre pinos salgareños centenarios que han crecido sobre la roca caliza y cuyas formas, por los vientos, son dignas de fotografiar.

La Sagra también presenta numerosas simas y cuevas. En algunas se puede entrar aunque siempre con las medidas de seguridad necesarias. La cueva del agua es la más conocida.

Y si solo queremos tranquilidad y pasar un día en la naturaleza, a los pies de La Sagra se encuentra el Paraje de las Santas. Pura naturaleza con una variada vegetación y el rio Bravatas que recorre este paraje. En él se encuentra la ermita de las Santas y junto a esta, una gran área recreativa cubierta de árboles.

 

 
 
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