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La guerra de Huéscar se zanja en la viñeta

'¡Hay que arreglar lo de Dinamarca!', de Román López-Cabrera, narra el periplo del municipio, desde que declaró la guerra en 1809 hasta su berlanguiano final, en 1981

Miércoles, 22 de Marzo de 2023  |  Ayuntamiento de Huéscar

Román López-Cabrera (Jacarilla, Alicante, 1988) pisó por primera vez Granada en abril de 2022. Huéscar, concretamente, la tierra del responsable de la editorial Cascaborra, Julián Olivares. El dibujante iba a presentar 'Miguel Hernández. Piedra viva', un tebeo íntimo, duro y poético sobre el genio de Orihuela. Al terminar la sesión de firmas, la concejala de cultura, Alicia Rodríguez, y el archivero de Huéscar, Antonio Ros, se acercaron a charlar con él. Y, llegado el momento, surgió lo de la guerra. «¿La guerra?», preguntó Román, incrédulo. Y entonces le contaron todo lo que pasó con Dinamarca entre 1809 y 1981. «Me quedé a cuadros. Conforme hablaban ya me imaginaba cómo sería en viñetas. Y nada, en cuanto salí de allí, empecé a dibujar mi nuevo cómic».

'¡Hay que arreglar lo de Dinamarca!' (Editorial Cascaborra) relata uno de los episodios más extraños, curiosos, divertidos y... «berlanguianos», apunta López-Cabrera. «Sobre todo berlanguiano. Pensé en Berlanga cuando me lo contaron en Huéscar. Pero es que cada vez que lo cuento sale a relucir Berlanga. Es una historia tan absurda que la gente piensa que es inventada. Cuando saben que es real, se parten de risa».

En 1809, el ayuntamiento de Huéscar, haciéndose eco de la orden de la Junta Central Suprema, decidió declarar la guerra a Dinamarca, como aliada de la Francia napoleónica. «Esto se quedó así, en una anécdota, porque nadie cogió las armas... Pero se publicó un bando para que todo el mundo lo viera», explica el autor del cómic. ¿Qué pasó con ese bando? Que todo el mundo olvidó su existencia hasta que, en 1981, el archivero de Huéscar, Vicente González Barberán, se topó con el documento «Descubrió que se les había olvidado declarar la paz o el fin de la guerra. ¡Huéscar y Dinamarca estaban en guerra! –ríe López–. A partir de aquí, lo que más me interesa de la historia: la pelotera de artículos, a cada cual más loco, y cómo todo el mundo, desde periodistas a embajadores, se va sumando a una corriente de buen rollo y sarcasmo que también impregna la obra».

El tebeo, con un evidente mensaje antibelicista, llega en un momento en el que es inevitable mirar hacia el este. «No hice el cómic pensando en lo que pasaba en Ucrania, pero me interesaba reforzar el mensaje de concordia, aunque pueda sonar muy ingenuo, utópico o incluso bobo. Porque sé que las cosas no son tan sencillas, pero el mensaje es real». El título del cómic es el mismo que usó González Barberán en el artículo que destapó todo el asunto de la guerra. El texto que llegó al diario IDEAL, uno de los muchos escenarios granadinos que aparecen en el tomo.

«El periodista que sale es Rafael Guerrero, que me mandó fotos e información. También me ayudó José Utrera. Y sobre todo Antonio, el archivero, y Jorge Rivera, director del documental 'La guerra más larga', que hace el prólogo del cómic».

Tocaba reír
'¡Hay que arreglar lo de Dinamarca!' es una historia coral que se aproxima, desde distintas ópticas, a lo que supuso este descubrimiento tan peculiar. «Nunca he hecho un cómic con tanta gente riendo –apunta López–. No se me ocurría otra forma de que los personajes reaccionaran a lo que sucedía, es todo tan surrealista... De hecho, eso fue lo que me hizo meterme en este cómic. Venía de hacer 'Piedra viva' y 'Vallecas: los años del barro', historias crudas y llenas de penuria. Lo de Huéscar me cambió por dentro».

El próximo 17 de marzo, Román volverá a Huéscar para presentar el cómic en el lugar donde se encendió la chispa. «Hacer un cómic histórico es siempre una responsabilidad. He intentado ser lo más justo y riguroso posible con la documentación que tenía. Sin embargo, algunos personajes son inventados, como varios periodistas de IDEAL».

Curiosamente, cuando le piden a López-Cabrera que hable de su tebeo, siempre termina contando parte del final. «Hago spoilers, pero no importa porque no pierde la gracia. Me gusta contar el día que los vikingos aparecieron en Huéscar porque me parece apoteósico. No merece la pena guardarlo como secreto, ¡lo puse en la portada!». Y todavía hoy, el artista, afincado en Elche, disfruta contando la historia de la guerra entre Huéscar y Dinamarca a todo el que pasa por su puerta. «Me parece increíble que no se hubiera contado ya. ¡Me extraña que no haya una película! Por eso me lancé enseguida a hacer el cómic, porque lo quería contar, porque no quería que nadie se me adelantara».

Román López-Cabrera dibuja desde que tiene uso de razón y siempre, desde pequeño, le gustaron los cómics. «Pero no me lo planteé como carrera profesional, no sabía que uno se podía dedicar a eso... hasta que en 2010, en tercero de Bellas Artes, vi que era una posibilidad». Un par de años más tarde publicó su primer obra, 'Contes de la Festa Mayor', sobre las fiestas de Reus, impulsado por familiares que vivían allí. «Luego tiré al cómic histórico y, además de Miguel Hernández, hice uno de sobre los cantautores de los 70, 'Memorias de una guitarra'; y, con Cascaborra, '1643: Rocroi'».

Aunque Román dibuje y escriba el cómic de Huéscar, cuenta con la ayuda en el color de Marina Armengol, su pareja, con la que también escribe su próximo tebeo, que se publica este mes: 'Mad Market' (Cósmica Editorial). «Y ahora estoy trabajando en dos cómics al mismo tiempo. Uno para la editorial Dolmen, del que no puedo decir más; y la segunda parte de 'Vallecas: los años del barro', con Rodolfo Serrano, para Hoy es Siempre Ediciones, la editorial de Ismael Serrano».

 

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